[15| En 4 actos
Mirar, pensar, compartir y aprender. En 4 actos. Mi nuevo referente personal, cómo encontré el gozo este verano, tres recomendaciones y una palabra a tomarse muy en serio.
El estreno de hoy huele a…. Pescaito frito, gazpacho, salitre y crema bronceadora.
Adelante cabina de sonido!
El sonido de mi verano:
Se abre el telón🎬:
Acto 1°: MIRAR
Fíjate bien en esta foto:
Es una mezcla de imágenes del mismo lugar. En la parte de arriba puedes hacerte una idea del lugar en cuestión y en la parte de abajo distintas tomas de la misma mujer: mi inspiración. Cuando en mi última newsletter te hablaba de encontrar el gozo este verano, sin saberlo aún, la veía a ella.
La vi por casualidad, mientras daba un paseo matutino por un islote cercano a mi casa. Un islote en el que hay un castillo y al que hay que acceder a través de una larga pasarela peatonal que lo une con el puerto.
Esta mujer, a la que admiré nada más verla, se llevó allí su silla de la playa, la aposentó en una rampa con acceso directo al mar y desde ese lugar privilegiado leía tranquilamente un libro.
Ole, ole y ole!!!
Acto 2°: PENSAR
En mi última carta te hablé de mi propósito este verano (gozarlo lentamente y dejar de planificarlo todo) y me comprometí a contarte la experiencia.
Aunque no te puedo negar que en ocasiones buscar el espacio y la espontaneidad ha sido complicado, creo haberme acercado en muchos momentos al concepto. En momentos como estos:
Estuve de vacaciones en un lugar lejano que no conocía y no llegué a visitar nada más allá de 5km a la redonda. Y me dio igual.
Madrugué para caminar por la playa y ver amanecer.
Descansé a la sombra el doble de tiempo que al sol.
Leí dos libros. Y terminé los dos. Y uno de ellos me emocionó.
Probé platos que pensé que no probaría jamás.
Soñé mucho. Despierta y dormida.
Vi puestas de sol increíbles, en lugares increíbles.
Descansé de su mano. Sin expectativas.
Me mojé el pelo en el mar muchas más veces de las que tenía pensado.
Me olvidé de las obligaciones deportivas y descubrí que, aún así, hacía mucho deporte.
Oí reír a mis hijos a carcajadas.
Cociné con calma para otros. Y recordé lo bien que sienta.
Volví a VER fotos. Y las saqué. Y disfruté haciéndolo.
Aprendí mucho sobre árboles y especies, a lo largo de toda España.
Llovió. Y me bañé en el mar igualmente.
Descubrí que, a esta edad, aunque no estés haciendo nada, el tiempo sigue pasando muy deprisa, por lo que hay que hacer un esfuerzo extra por detenerlo.
Llevé a mi abuela a pasear a la orilla del mar.
Jugué en la piscina como si tuviese 7 años. Largos ratos. Hasta que los dedos se me quedaron arrugados.
Recogí muchos tomates de la huerta. De los que saben a tomate de verdad.
Me chupé los dedos comiendo churrasco, rodeada de amigos.
No subí a Instagram esa foto, ni esa otra, ni ese video. Y me dio paz no hacerlo.
Me dio paz no estar viendo el verano de otros a través de una pantalla.
Di tantos besos que había noches en las que creía que se me habían agotado. Pero, oye, se reponían al día siguiente.
Pasé muchas horas viendo las Olimpiadas.
Comprobé, una vez más, el incalculable valor de las amigas.
Busqué conchas con mi hija e hicimos pulseras y collares.
Aprendí, con calma, sobre las aficiones de mi hijo.
Disfruté de esperada e inesperada música en directo.
Recorrí largas distancias en el mar. Con la única ayuda de una pala, y sin rumbo fijo.
Acto 3°: COMPARTIR
Si tienes la suerte de no haber leído aún este libro, te lo recomiendo:
Los 10€ mejor invertidos de este verano. Una tienda llena de collares y pulseras de conchas gracias a él.
Este texto de Carla Mouriño. Para subrayarlo enterito.
Acto 4°: APRENDER
He aprendido durante estas semanas que es importante no hacer nada pero más importante todavía es el tomarse en serio eso de no hacer nada.
Tirando de este hilo, he llegado al concepto holandés de “niksen”.
El niksen implica dedicar tiempo y energía de manera consciente y calculada a hacer cosas como mirar por la ventana o permanecer sentados e inmóviles.
Puede parecerte que hablo de meditar, pero no. La meditación requiere una concentración en el momento presente y el niksen habla de dejar a la mente divagar libremente.
Practicar el niksen te saca de tu mente y tras un tiempo, dicen, podrás ver las cosas con una mayor claridad.
"El único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos" - Proust
Se cierra el telón! Gracias por haber llegado hasta aquí ❤️ Os he echado de menos estas semanas.
Nos reencontraremos en 15 días.
Te leo en comentarios!
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Hola guapa!! Que bonito tu verano, y como a ti, lo que más me gustan de las vacaciones es tener tiempo para no hacer nada, eso es un lujo al alcance de bien pocos 🤗
Adoro el niksen, yo lo hago en mi ventana … amo ese espacio de mi !!!maravilloso viaje tu verano 🌸🌸